La gran mayoría de
No es cierto. Primero porque su estilo compositivo es de la época isabelina, y nuestro amigo Enrique ya se dedicaba por aquel entonces a la cría de gusanos. Y segundo porque Enrique VIII era un rey, y los reyes no componen canciones, sino que tienen otras habilidades como la de inflar sus mofletes hasta el infinito, alimentarse de cosas marrones y oler a aceites balsámicos.
Añadir también que es muy probable que su letra no se refiera a Ana Bolena, sino a una anónima y simpática prostituta. Pero de la función de las putas en el arte hablaré en mi siguiente entrada. Ahora, al grano:
Si hay una canción bella por definición, ésa es Greensleeves.
El penetrante lamento del amor no correspondido, el fantasma de todo lo que pudo ser y no fue. Una sombra. Todo ello sucediendo en Inglaterra, lugar que de por sí es bastante lamentable y en donde cada comida es una tragedia.
El profundo patetismo de esta pieza ha inspirado a innumerables generaciones de malditos, saturninos, perdedores, Bukowskis y panolis por el estilo. Es tan conmovedora que yo mismo la llevé mucho tiempo en el móvil en la muy respetable forma de politono.
Han sido muchos los que han intentado abordar esta mágica composición intentando darle un toque personal, desde Neil Young o Leonard Cohen pasando por Sally Flecher, los Hermanos Sofocón y Homer Simpson.
Pero sobre todas ellas se erige victoriosa la siguiente versión. Sus cualidades estéticas son involuntarias, pero resultan altamente acojonantes.
El caso es que yo pensaba componeros una versión en 8 bits del tema, pero está claro que esta versión me supera de largo ^_^
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